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Realidad de locos?

Realidad de locos?

Hoy, amigos, os voy a hablar de un tema que de seguro os va a sorprender.

Todo comenzó cuando encendí la radio el otro día, y escuché a varios personajes (después supe que se trataba de psicólogos) debatiendo sobre la psicopatía y los psicópatas. El tema me cautivó desde un principio, y me dio pie a reflexionar acerca de diversos temas.

La acepción literal médica de la psicopatía en la actualidad no la considera una 'enfermedad' propiamente dicha, sino una 'alteración divergente de la personalidad', ya que las capacidades cognitivas y de percepción de la realidad de un psicópata permanecen intactas, pero no así la personalidad que le otorga sus características.

 Los psicópatas no pueden empatizar ni sentir culpa, por eso interactúan con las demás personas como si fuesen cualquier otro objeto, las utilizan para conseguir sus objetivos. No necesariamente tienen que causar algún mal, pero si hacen algo en beneficio de alguien o de alguna causa aparentemente altruista es sólo por egoísmo, para su beneficio.

Muchos autores suponen que la razón por la cual una persona psicópata es una persona perversa es porque se trata de sujetos cuya personalidad depende en gran medida de mantener el principio de realidad, pero careciendo de superyo. Esto hace que la persona psicópata pueda cometer acciones criminales u otros actos cuestionables con total falta de escrúpulos, sin sentir culpa.

Una personalidad psicopática no se restringe al asesino en serie, tal y como sugiere el estereotipo más extendido en nuestra sociedad acerca del psicópata. Un psicópata puede ser una persona simpática y de expresiones sensatas que, sin embargo, no duda en cometer un crimen cuando le conviene y, como se ha explicado, lo hace sin sentir culpa por ello. La mayor parte de los psicópatas no cometen crímenes, pero no dudan en mentir, manipular, engañar y hacer daño para conseguir sus objetivos, sin sentir por ello remordimiento alguno.

En España, la psicopatía se considera imputable a todos los efectos, sin que oficie de atenuante de delito ante el tribunal. Esto quiere decir que tienen responsabilidad y plena culpa.

Es importante saber que la psicopatía es incorregible, aunque se pueden utilizar fármacos antipsicóticos para reducir su impulsividad y rehabilitación conductual con una alta disciplina, pero las terapias de rehabilitación habituales no sólo son ineficaces, sino peligrosas, pues estos individuos analizan cuidadosamente las expresiones y carácter de sus psicoanalistas, y aprenden de ellos. Dada su incapacidad para empatizar, y que la empatización hacia sus víctimas es el pilar principal de todo proceso de rehabilitación social por el que pasan los delincuentes, la rehabilitación de los psicópatas se está basando en el egoísmo del propio sujeto, fomentando una conducta que le reporte beneficios y evite penas.

Tras esta concisa explicación de la psicopatía, varias cuestiones me vinieron a la cabeza: ¿Con cuántos psicópatas tenemos contacto en nuestra vida diaria? ¿Seré yo mismo un psicópata?

Supongo que vuestras inquietudes serán parecidas a estas después de leer la significación médica de este término, pero esto va mucho más allá, pues es aplicable a una gran extensión de gente, sobre todo de personalidades notables de la sociedad.

Sigmund Freud (psicólogo alemán , uno de los primeros en postular el psicoanálisis y el análisis de los sueños) publicó unos comentarios en uno de sus trabajos en los que decía que “Las grandes personalidades, desde los más altos políticos, artistas, hasta el último de los santos, se nutren de su negación (“de su basura” sacado literalmente de sus propias palabras) y de sus frustraciones para engrandecerse”Esto, junto a la explicación del principio me hace pensar en que los actos aparentemente “altruistas” de estos personajes conocidos y venerados en muchos campos de nuestra sociedad, venían por otros derroteros que la simple mejora de nuestro mundo.

Me sorprendieron por su contundencia las palabras de Freud; además, tratándose de un personaje tan conocido en la época, podemos interpretar que él mismo se autoinculpara, lo cual dota sus comentarios de algo de veracidad. De hecho, haciendo un análisis en retrospectiva del carácter de nuestros amados ídolos, nos enfrentamos a una dura realidad que va más allá de sus logros y su cara mostrada en los medios de comunicación de todo el mundo. El mismísimo Ghandi, lider pacifista hindú, maltrataba a su propia mujer en casa; Einstein también tenía una relación especial con su familia (parece ser que al no tratarse de su trabajo, lo cual sí le importaba, tenía bastante olvidados a su mujer e hijos, los cuales se criaron prácticamente sin padre); Frida Khalo, genial pintora mexicana, fue maltratada duramente por su marido, sensación que plasmó perfectamente en la mayoría de sus cuadros surrealistas; Friedrich Niestzsche no encontró jamás el amor, y sufrió de numerosas enfermedades, varias de ellas mentales, pero sería un crimen afirmar que sus imaginativos escritos fueron fruto de sus locuras transitorias; Dalí, otro genial pintor surrealista, informó al régimen franquista de las prácticas poco “ortodoxas” de sus compañeros artistas (entre ellos el aragonés Luís Buñuel), y así delatarlos; uno de ellos, Federico García Lorca, poeta de los pies a la cabeza, quien fue fusilado por no renegar de su “ideal” (esto daría para otro artículo), era homosexual, lo cual en una época como la que vivió debió llevarle a numerosas frustraciones; Madonna fue en un inicio una chica de pocos recursos, que tuvo que bailar en salas de stripteasse, posar desnuda y casi prostituirse para seguir adelante.

 Creo que son suficientes ejemplos, para empezar. No quiero meterme en el tema de los santos, obispos, papas y otros seres de ciencia ficción; sólo decir que la carencia de contacto físico es muy perjudicial para la salud ; “ mens sana in corpore sano”; hace falta muy pocos escrúpulos para que este tipo de gente sin contacto sexual, cercenada y sin experiencia de la vida se hagan pastores de la fe.

Ni qué decir tiene, que en la época en que vivió Freud, florecían los totalitarismos, en los que un señor trataba de cambiar una sociedad para su aparente mejora, pero en realidad como mérito de su régimen, y en primer término, de sí mismo. ¿esto no os recuerda a la primera definición que hemos dado de psicopatía?Sí, estas personas pueden ser consideradas psicópatas, de este modo. 

Para terminar, una última reflexión, ¿podría ser que vivamos en una realidad social regida por dementes? 

No contesto a esta pregunta; dejo la respuesta a vuestra imaginación. 

Pero penséis lo que penséis, no olvidéis que, al fin y al cabo, puede que sea este tipo de personas el que hace que el mundo progrese.

1 comentario

LG -

has pensado que yo también puedo dar el perfil???
siempre he pensado que hay muchos más personajes asi al lado nuestro de lo que parece.
aunque es 'etiquetar' al que no es igual que los demás, por qué se le da un nombre a lo que se sale de la 'normalidad'?igual los raros, extraños, y todos esas cualificaciones somos nosotros y no ellos....